Negocios y rugby

Coaching deportivo aplicado a los negocios

la suma de todos hacia un objetivo común


 El rugby y los negocios deberían estar íntimamente relacionados. No seré el primero que relacione la práctica del deporte con los beneficios para la organización empresarial o la coordinación de equipos de trabajo.
Las similitudes son más que evidentes y no voy a entrar a diseccionarlas todas porque ya lo han hecho otros antes. Buscad un poco por el ciberespacio y seguro que encontraréis cosas muy interesantes al respecto.
Yo hoy me quiero centrar en un deporte muy minoritario en España pero que tiene una serie de características que lo hacen perfecto para forjar equipos directivos, jefes, líderes.
     El rugby es ese deporte de «bestias jugado por caballeros» donde sólo se puede placar a la persona que tiene el balón por lo que hay un equipo que tiene que organizarse para defender la posesión y avanzar y otro debe impedir dicho avance y recuperar el balón.
Es un deporte en el que los individualismos raramente se pueden ver porque sin apoyos, sin ayudas, sin un equipo detrás, sólo se pueden dar unas carreras que terminen en ensayos, pero nunca ganarás un partido o un campeonato.
trabajar en equipo para conseguir un objetivo común, esencia del rugby

     La práctica de cualquier tipo de deporte conlleva una serie de pautas que condicionan tu vida a otros niveles. La disciplina, el sacrificio, el esfuerzo… son aspectos de todos los deportes que se pueden aplicar al mundo de la empresa y que, bien aplicados pueden dar grandes beneficios a la corporación.  Pero el rugby tiene una serie de características propias que lo hace perfecto para la empresa. Veámoslas.
Como he dicho antes, en el rugby los individualismos se ven en contadas ocasiones porque zafarse de 15 contrarios durante los 80 minutos de juego es simplemente imposible. Para avanzar, ya sea en carrera o agrupados en melé se debe contar con todo el equipo ejerciendo diferentes tareas.
No hace falta una gran parrafada para ver la aplicación práctica para la empresa de este espíritu de equipo, donde el trabajador sea la parte de un todo que funcione a la perfección.
La práctica de este deporte requiere de una buena forma física. Y conseguirla requiere de disciplina, espíritu de superación, sacrificio… Todas ellas cualidades adquiridas en cualquier deporte que bien se pueden aplicar al mundo de la empresa.
En el rugby, como en la empresa, hay diferentes tipos de jugador para diferentes puestos en el campo. 
Diferentes jugadores con diferentes cualidades que, en conjunto, consiguen el objetivo final, que es llevar el balón al campo contrario y realizar un ensayo, a ser posible, seguido de una transformación.
Unos jugadores son bajitos y fuertes, otros más altos y rápidos. Cada uno tiene unas tareas encomendadas que por sí solas no irían a ningún sitio, es la cooperación de todo el equipo, la coordinación del capitán, lo que consigue resultados.
En el rugby tienes que tener a un compañero cerca para poder pasarle el balón y esquivar al contrario; pero también lo puedes tener muy lejos y saber que va a responder a una «patada a seguir» , convirtiendo una jugada aparentemente errónea por la pérdida del balón en una jugada maestra que consiga ganar metros o fructifique en un ensayo. 

El apoyo del grupo, el juego en equipo, la confianza en las capacidades del compañero… son cualidades imprescindibles para saltar al campo con la confianza necesaria.

Todas estas cualidades son también imprescindibles en el mundo empresarial y sus equipos de trabajo (o deberían serlo)
En una organización empresarial cualquiera todas esas cualidades deberían ser muy apreciadas, aunque no siempre ocurre así. Todos hablan de creación de equipos de trabajo pero pocos saben hacer ese trabajo, hacer de tu equipo una máquina bien engrasada y coordinada, con un objetivo claro, con un reparto de trabajo según capacidades, sin individualismos.
Seguro que un poco de deporte de contacto antes de entrar en la oficina es beneficioso para ellos y para la organización.

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